Bienvenidos a ATIMANA-DAH.

ATIMANA-DAH lucha cada día por y para las personas que se ven afectadas por el TDAH, desde el ámbito familiar, escolar, social e institucional.

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ASÓCIATE

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Juntos somos más, juntos podemos más

Pautas generales para el colegio



PAUTAS ESCOLARES:


   Ahora que comienza el cole puede resultar útil tener algunas pautas generales que se pueden implantar en el aula para atender las necesidades específicas que presenta un niño con TDAH.


1.     Asignar al niño un asiento cerca del maestro, para que los otros alumnos no le distraigan.

2.     Colocarlo cerca de otros alumnos que puedan servirle de modelos positivos.

3.     Cuando hable con el niño póngase cerca de su cara para disminuir las distracciones, mantenga el contacto visual directo.

4.     Pídale al niño que repita las instrucciones para asegurarse que lo ha entendido.

5.     Dividir la tarea en partes más pequeñas y dar la estudiante una estimación de la cantidad de tiempo que debe tomar para hacer cada parte de la tarea.

6.     Permitirle libertad de movimientos como por ejemplo ir a hacer algún recado, borrar la pizarra…

7.     Elogie o haga comentarios positivos frecuentes e inmediatamente después que haga algo bueno.

8.     No utilice la hora del descanso o del almuerzo para que completen sus tareas pues necesitan este tiempo para moverse y mantenerse físicamente activos.

9.     Mientras que enseña, señale con el dedo el libro o la tarea al alumno para ayudarlo a concentrarse.

10.   Asegúrese que las tareas para casa han sido anotadas y que el niño lleva a casa los libros y cuadernos de ejercicios necesarios.

11.   Una hoja de ejercicios puede resultar abrumadora para estos niños y presentarles dificultades para comenzar a concertarse y mantener la concentración, por lo que dividir la hoja de ejercicios en partes más pequeñas puede ayudarles.

12.   Revisar el cuaderno del alumno a menudo para ayudarle a mantenerse organizado.

13.   Enseñar al niño a ser responsable asignándole alguna responsabilidad en la clase.

14.   Aprovechar al máximo los puntos fuertes del niño para compensar los débiles.

15.   Mantener un sistema continuo de comunicación con los padres para informarles tanto de las dificultades como de las mejoras de conducta.

16.   De al niño un empuje o sugerencia cuando esté trabajando en un problema para ayudarlo a resolverlo.

17.   De instrucciones simples.

18.   Poner las normas de clase en un lugar visual y repetirlas de vez en cuando.

19.   Reducir el trabajo y tareas, reforzando no sólo la cantidad sino el esfuerzo empleado en la realización de las mismas.


Fuente: UADA


PROFESORES: Detectar, no diagnosticar

La función del docente no es la de diagnosticar, para eso están los profesionales especializados en el tema.

Sin embargo el profesor sí que tiene la responsabilidad y la capacidad de detectar que existe un problema, que el niño/a presenta dificultades.

Por tanto es importante que el profesor esté capacitado para detectar que existe una dificultad o un déficit, porque detectar es parte de las competencias del docente.

No se pide al profesor o profesora que diagnostique un trastorno o déficit, lo que se les pide es que detecten que detecten que algo va mal, sin decidir que. Para decidir qué es lo que va mal están los equipos de orientación de cada centro así como los profesionales sanitarios especializados en el tema.

¿Por qué es importante que el profesor este capacitado para detectar estos problemas? 

Esto es así porque los niños pasan gran parte de su tiempo en el entorno escolar y es en el colegio donde suelen presentarse por primera vez las señales de alarma. Además el docente tiene la oportunidad de lidiar con muchos estudiantes lo que le da la ventaja de percibir las diferencias que pueden avisar de que hay un problema.

En el caso concreto del TDAH el profesor puede llegar a ser un elemento clave en la detección del TDAH. Este es un trastorno que se evidencia mucho en el entorno docente y por ello es aquí donde suelen surgir antes las primeras señales de alarma.

Es por ello que el profesor es la persona idónea para detectar posibles casos de TDAH, para poner en marcha las medidas oportunas para el manejo del niño, para derivar al niño a valoración ante la sospecha de un problema, para informar a los padres de esta posible detección así como para coordinarse con ello y con otros profesionales para establecer las medidas oportunas que ayuden a mejorar el rendimiento del niño.

¿Qué puede hacer el profesor si detecta un problema?

- Derivar al niño a los equipos de orientación del centro para que lo evalúen.
- Contactar con los padres para informar sobre el problema.
- Adaptar la metodología y las condiciones del aula.
- Poner en marcha las adaptaciones pertinentes que se sugieren para el caso en cuestión.
- Ayudar a paliar las dificultades del niño adaptando la metodología y la forma de presentación de la información.
- El tutor del niño es el indicado a coordinarse con todos los docentes para conseguir una respuesta global y que todas las personas que tengan contacto con el niño sepan qué hacer.

RECAPITULANDO

El profesor no diagnostica, sino que detecta.
El profesor está en una posición idónea para detectar problemas, avisar y derivar a los equipos pertinentes.
El profesor es la persona adecuada para poner los medios indicados conseguir la mejora del rendimiento en el entorno escolar.

El profesor forma parte importante de la cadena de 
detección y abordaje del TDAH








TÉCNICAS DE ORGANIZACIÓN PARA ADULTOS CON DÉFICIT DE ATENCIÓN



El TDAH es un trastorno crónico por lo que se perpetua hasta la edad adulta.
Hasta no hace mucho se consideraba un trastorno tan solo infantil, por lo que muchos afectados dejaban de recibir tratamiento llegada la adolescencia o una vez cumplida la mayoría de edad.
Todavía hoy el TDAH en la edad adulta es una asignatura pendiente, pero cada día se continúa con la atención de los afectados una vez llegan a la edad adulta, o se detentan casos de TDAH en adultos.

Muchas veces nos encontramos casos en los que refieren esa falta de organización, ese quiero hacer esto y aquello pero al final no consigo terminar nada. Aún sabiendo bien que hay que hacer, cuesta priorizar y se termina por no realizar ninguna tarea por completo. Todo esto crea frustración y culpabilidad.

Para conseguir solucionarlo hay algunas estrategias que pueden ayudar al adulto con TDAH:

Lo primero y la mejor opción es crear una planificación diaria de las tareas.

Luego toca priorizar cada una de esas tareas.

¿Qué podemos hacer?

1. Anotar todas las tareas pendientes y mantener actualizada esta lista (borrar lo hecho y anotar lo nuevo).

2. Establecer un hora para revisar y actualizar nuestra lista.

3. Si vemos que alguna de las tareas apuntadas resulta complicada y consta de varios pasos, puede ser mejor dividirla en varias tareas más sencillas.

4. Comprobar que tareas tenemos para el día siguiente y cuanto tiempo necesitamos para ello.

5. Decidir que es lo primero de la lista, establecer prioridades.

6. Actualizar la lista de tareas independientemente de su urgencia o prioridad.

Pero, establecer prioridades puede ser complicado. Para ello podemos utilizar la solución que nos plantea Juan Sangüesa El ABC de las prioridades:

Lo primero es dividir las tareas en tres grupos según sea su importancia.
En el grupo A incluiremos todas las actividades que tenemos que realizar hoy o mañana.
En el grupo B incluiremos las actividades que tenemos que terminar en los próximos días o que necesitan más tiempo para realizarlas.
Y en el grupo C incluiremos las tareas de menor importancia.

Para priorizar las tareas debemos leer atentamente nuestra lista y pensar en cada actividad para ver si es urgente o se puede postergar.
Conforme vamos viendo si es urgente o no, anotaremos al lado de cada actividad A, B, o C según sea su importancia.

No podemos empezar con las tareas del grupo C hasta no haber terminado con las del B, ni comenzar con las del B hasta haber terminado las del A.

Es importante actualizar la lista cada día pues las tareas pueden haber cambiado su categoría y las que antes estaban en B ahora estar en A, porque deben hacerse para hoy o mañana.

De esta forma conseguimos   “poner en primer lugar lo primero”,  como decía Barkley.
Así evitamos una lista interminable de tareas, no saber por donde empezar, emplear nuestro tiempo en cosas que podrían hacerse más tarde y ver como otras tareas más urgentes quedan por hacer.

Para conseguir que este método funcione, que nos sea fácil ponerlo en marcha, debemos conseguir convertirlo en un hábito y por tanto debemos hacerlo cada día. La clave es la paciencia y la práctica constante. Con la repetición sistemática conseguiremos hacer de esto una rutina más.


Fuentes de consulta: Juan Sangüesa y Jenny Guerra Hernández 




“NO se trata de OÍR sino de ESCUCHAR” La comunicación es importante



La comunicación es esencial en cualquier relación ya que puede actuar tanto acercándonos como alejándonos de los demás. Por eso es tan importante que nos fijemos en ella y que aprendamos a comunicarnos de forma adecuada.

Dentro de la familia, una buena comunicación es muy importante. Necesitamos comunicarnos de forma efectiva entre nosotros, hablar con nuestros hijos y nuestra pareja puede resultar complicado, conocer cómo debemos comunicarnos, qué hacer y qué no hacer es esencial a la hora de conseguir una buena comunicación y con ella una buena relación familiar. 

Una buena comunicación ayuda a solventar disputas, limar asperezas, conseguir la confianza de la otra persona y con ella que nos cuenten sus preocupaciones e inquietudes, ayuda a mediar en disputas y además ayudará a reforzar la autoestima de nuestros hijos.

Muchas veces nos negamos a escuchar a nuestros hijos, otras muchas simplemente no los escuchamos y lo hacemos sin darnos cuenta. Aprender a escuchar es importante para conseguir una buena comunicación. Se trata de escuchar y no de oír.

A veces la comunicación deficiente está en la base de conductas desobedientes y rebeldes que presentan nuestros hijos, simplemente porque no hemos sabido trasmitirles, es decir, comunicarles de forma clara las normas dentro del hogar.

Debemos ser conscientes de la importancia de saber hablar y de saber escuchar, para enseñarles a los más pequeños como escuchar y como hablar con los demás. Es la hora de plantearnos si en nuestra dinámica familiar existe o no una forma de comunicación clara y adecuada.

Un punto CLAVE a tener en cuenta en la comunicación es que comunicar NO  es hablar.  Podemos pasar nos en un monologo continúo y no comunicar, podemos hablar de forma concisa pero sin comunicarnos en absoluto. Aprender a comunicarnos pasa por aprender a escuchar para luego aprender a hacerse escuchar. Se trata de aprender a atender a nuestros interlocutores con atención e interés, independientemente de lo que nos digan, se trata de aprender  a escuchar de forma activa y empática, se trata de saber trasmitir, de saber comprender aún no compartiendo opiniones y se trata de saber negociar.

Demasiadas veces, cuando hablamos con nuestros hijos, solo hablamos de lo que queremos del niño, que el niño haga o no haga. Pero pocas veces, nos paramos a escucharlos a ellos, lo que quieren, lo que piensan o lo que sienten.

Saber escuchar es uno de los pilares básicos de la comunicación y, también, es una de las tareas más difíciles de aprender.


¿Qué queremos decir cuando decimos que hay que saber escuchar?

Escuchar NO es oír mientras esperamos a que el otro termine, para luego soltar aquello que pensábamos decir, pero olvidando todo lo que se nos ha estado diciendo.

Escuchar requiere un esfuerzo mayor. Necesitamos implicarnos plenamente, necesitamos tener paciencia, necesitamos compromiso y, además, necesitamos hacer un importante ejercicio de humildad y empatia. Saber ponernos en el lugar del otro es importante, nos ayuda a comprender y a comprometernos, nos empuja a implicarnos, nos ayuda a mostrar más paciencia. Por tanto debemos aprender a ejercitar una escucha activa.

¿Que es una escucha activa?

Una escucha activa es aquella en la que nos empleamos con todos nuestros sentidos.
Se trata de parar, ser conscientes de que debemos escuchar y atender.
Se trata de ponernos en el lugar del otro.
Consiste en tener paciencia y aprender a esperar sin lanzarnos a interrumpir a nuestro interlocutor.
Consiste de intentar comprender que nos dice y todo lo que está detrás de ese mensaje (sentimientos, emociones...).
Una escucha activa pasa por evitar en todo momento la emisión de juicios ante aquello que oímos.

¿Por qué escuchar?

Un niño quiere y necesita ser escuchado, cuando no es escuchado, puede desarrollar importantes problemas de autoestima. Por ello es importante acercarnos a nuestros hijos, fomentar el diálogo familiar y aprender a escucharlos. Una buena actitud a la hora de comunicarnos con nuestros hijos, es decir, saber escucharlos, les reforzará como personas, les hará sentir que son importantes y que se les tiene en cuenta, que forman parte importante y activa del núcleo familiar.

Escuchar no es solo un momento para pararse a oír aquello que nos dicen, es el momento idóneo para compartir.

Es importante escuchar en todo momento, pero también es importante discernir cuándo una comunicación puede ser muy importante y necesitar de tiempo extra, de un ambiente de calma, de un mejor momento para plantear y negociar sobre el tema. Ante determinadas situaciones, puede ocurrir que tengamos que postergar la comunicación, puesto que el momento no permite que ese cambio de impresiones sea del todo correcto y el tema a conversar es muy importante para dejarlo en el aire. En estos casos lo correcto es elegir un momento en el que tengamos más tiempo y más paciencia para poder escuchar, conversar e intercambiar. 

También debemos escuchar porque todos queremos ser escuchados y esa debería ser una razón más que suficiente. 

Pero hay más.

Cuando los padres escuchamos nuestros hijos aprenden a escuchar, el ejemplo es siempre el mejor maestro.

Escuchar es una herramienta insustituible a la hora de prestarles una ayuda más efectiva. No podemos solucionar sus problemas si no hemos comprendido bien cuáles son, no podremos apoyarlos ni aconsejarles si no sabemos de verdad qué les pasa, qué sienten o lo que piensan.

Escuchar fomenta la confianza mutua. Para que los hijos nos cuenten todo aquello que queremos es necesario que exista esa confianza y ganarla pasa por escucharlos al 100%, sin juicios ni demandas. Si los escuchamos de forma adecuada ellos confiaran en nosotros y sabrán que pueden acudir a sus padres en todo momento y sin restricciones.

¿Cómo escuchar?¿Cómo Comunicarnos?

No se trata solo de escuchar palabras, se trata de interpretar emociones, gestos, movimientos, miradas… Cuando hablamos lo hacemos con todo el cuerpo, las personas, inconscientemente somos expertas en interpretar ese lenguaje corporal. Pero para interpretarlo necesitamos prestar atención.

Analizar la forma en que nos comunicamos es importante para saber si lo estamos haciendo bien o mal, cuáles son los defectos de la comunicación familiar, qué defectos se dan en la forma en que cada uno se comunica, etc.

Cuando se producen riñas debemos estar atentos y estudiar la situación para ver que ha ocurrido e intentar averiguar que ha causado el problema de comunicación.

Observar como escuchamos nos ayudará a detectar errores y  a mejorar la escucha en particular y la comunicación en general.

¿Cuáles son los defectos en la comunicación?

1. Los sermones no son buenos para la comunicación. Hablar sin cesar como discos rallados repitiendo constantemente lo mismo hace que el niño se canse, se aburra, se agobie y no haba caso. Ante esto los niños desconectan y solo oyen lo que decimos como ruido de fondo sin hacer prácticamente ningún caso. Por tanto lo que estamos haciendo es gastar energía y paciencia sin sacar nada en claro.

2. El sarcasmo es enemigo de la buena comunicación, nos arriesgamos a que no entiendan lo que decimos y a que se den malas interpretaciones.

3. No es una buena estrategia de comunicación escucharlos mientras hacemos otras cosas. Pueden interpretan la situación como falta de interés y además no estaríamos escuchando de forma correcta y activa.

¿Qué hacemos entonces?

1. En vez de riñas interminables debemos expresarnos de forma clara, con frases cortas y explícitas, de forma sencilla y directa, y nunca redundar sobre lo mismo.

2. Hablar de forma clara y directa, sin segundas intenciones.

3. Pararnos a escuchar, dejar de lado lo que estemos haciendo y escuchar al niño mirándole a la cara. Con esto conseguimos que sienta que realmente importa, que queremos escucharlo, que nos interesa lo que nos cuenta, que realmente queremos comunicarnos con él.

¿Cómo comunicarnos adecuadamente?

> Escucharlos, dejando lo que estemos haciendo para prestar toda nuestra atención a lo que nos dice y mirarle a la cara mientras habla.

> No es necesario que hablemos o le respondamos, tan solo nuestra mirada puede decirle que lo escuchamos realmente; aunque podemos servirnos de muletillas de apoyo para la comunicación como: sí, ok, entiendo, vaya...

> Tener paciencia es importante para escucharles con atención, no nos desesperemos.

> Hablar siempre desde la calma, lo contrario no favorece una buena comunicación. Si estamos nerviosos debemos intentar calmarnos antes de hablar: respirar hondo, contar hasta 10 o hasta mil si hiciera falta.

> Darles información. No debemos presuponer que saben las cosas o se acuerdan de ellas. Pueden haberse despistado de sus obligaciones. Decirles por ejemplo que tal juguete va en una caja específica o que hay que echarle de comer a la mascota.

> Reconocer nuestros errores y pedir perdón. Si hemos reaccionado mal ante algo, hemos gritado, etc. Como ya hemos dicho ellos aprenden más y mejor del ejemplo. Además aprenden que todos se equivocan y lo que es más importante, que todos tenemos derecho a equivocarnos. Además aprenderán a reconocer sus errores y pedir perdón por ellos.

> A veces es suficiente con informarles de como nos sentimos antes sus acciones para evitar riñas y enfados. Así nos entienden mejor, aprenden a identificar nuestros sentimientos y lo que es más importantes los suyos propios.

> Estar abiertos al diálogo. No imponer nuestro criterio, debemos negociar y dialogar siempre que sea posible. Esto pasa por expresar nuestras propias ideas y puntos de vista, sentimientos y opiniones pero también escuchar y respetar la de nuestros hijos.

> Tampoco son buenos aliados de la comunicación las frases "porque sí" o "porque lo digo yo". Al fin y al  cabo esta forma de expresarnos es una imposición y las imposiciones no ayudan a la comunicación. Además ello quieren saber el por qué de las cosas y tienen derecho a saberlo. Darle razones les ayudará a entender el por qué de las cosas y esto hará que puedan realizar mejor lo que pedimos, hará que se sientan respetados y tenidos en cuenta.

A veces el niño necesita ayuda para comunicarse. Palabras que no encuentra, emociones que no sabe como describir, o simplemente tiene un lío en su cabeza y no sabe como ordenarlo, lo que se refleja en su conversación. Podemos ayudarle, no dirigiendo su diálogo, sino enseñándole que palabras puede utilizar, ayudándole a identificar lo que siente, o explicándole que debe respirar, pensar qué quiere decir y ordenarlo en su cabeza para luego expresarse.

Atimana-dah



Fuente: 
Guía infantil, 
Como hablar para que tus hijos te escuchen y como escuchar para que tus hijos te hablen, Natalia Ghezzi.






COMENZAR EL CURSO CON BUEN PIE



NOSOTROS, LOS ESTUDIANTES

-      Motívate. La ilusión es la primera baza para comenzar bien el curso. Cuenta tus inquietudes y miedos, conversa y comparte. Busca todo lo positivo de volver a clase.

-      Asistir a clase y ser puntuales es esencial. Sigue las rutinas para conseguir llegar a tiempo a todo, prepara los materiales por la noche para tener más tiempo en la mañana.

-      Organiza tu horario para adaptarlo a las clases, las actividades extraescolares, las tareas que necesites hacer y todo aquellas cosas que tienes planeadas en la semana. Aprende a gestionar tu tiempo, pide ayuda si no sabes o si lo ves necesario.

-      Organiza también tus rutinas para adaptarlas al nuevo curso.

-      No olvides hacer un horario de clases y de actividades extras para tenerlo a mano, bien a la vista.

-      Acuéstate temprano para poder levantarte temprano y bien descansado. Dormir bien es esencial para conseguir un buen rendimiento en los estudios.

-      Organiza tu espacio de estudio para hacerlo cómodo y adecuado. Recuerda que debe estar ordenado y que hay que tenerlo todo a mano.

-      ¿Tiene todo el material? Comprueba que tienes todo lo necesario para la vuelta al cole.

-      Cuando comiences con tus tareas o tiempos de estudio, no olvides que es importante descansar de vez en cuando. Estudiar durante mucho tiempo seguido hace que rindamos menos y aprendamos peor.

-      No olvides la agenda. Apunta en ella todo lo que necesitas, las tareas, lo exámenes. La agenda es una herramienta muy importante a la hora de organizarte.

-      No olvides recompensarte por tus logros.

-      Recuerda la experiencia del curso anterior y si tuviste problemas en algunas asignaturas préstales más atención o busca ayuda para solventarlas.

-      No olvides que estudiar no es solo cuestión de tiempo, sino también de técnica. Estudia con un método eficiente.




ELLOS, LOS PADRES Y MADRES

-      Debemos intentar que el niño o el adolescente piensen que la etapa que comienza NO va a ser negativa,  aburrida, de trabajo y/u obligaciones. Por eso es importante enfrentar el cambio de forma positiva, con ánimo y buscar y explicar las cosas buenas que tiene volver a las clases.

-      Comprobar que todo está listo y ordenado para ir al cole, materiales, libros, mochila, agenda.

-      Dedicar tiempo a escuchar sus inquietudes y sus miedos, cuando el curso pasado no salió todo lo bien que se esperaba, los niños se muestran reacios a volver al cole, no podemos eludir el tema, es mejor afrontarlo para solucionar las inquietudes.

-      Dedicar tiempo a analizar que fue mal durante el curso anterior tanto en casa como en el cole para intentar buscar soluciones. Tal vez no encuentres cómo hacer las cosas pero sí saber qué es lo que no funciona, y esto es importante: “Si lo que haces siempre no funciona, cambia de estrategia”.


-      Seguramente la familia ya se ha habituado a las rutinas, los horarios y las comidas típicas de esta etapa. Si no es así ¿A qué esperas? El colegio requiere rutinas y horarios diferentes que hacen que nos adaptemos mejor a la actividad diaria que esta etapa requiere. Algunos horarios y rutinas serán iguales que el año pasado, otros habrá que cambiarlos para adaptarnos a las nuevas actividades.

-      Organiza las actividades extraescolares. Si alguna no es del agrado del niño, no la repitas, busca otra. Ajusta los horarios a tu actividad diaria para evitar el estrés. No cargues demasiado al niño con actividades, necesitan tiempo de esparcimiento, tanto para jugar como para no hacer nada si es su gusto.

-      Asegurarse que el lugar de estudio está preparado para iniciar las tareas, bien iluminado, ordenado, con todo lo necesario, etc.

-      No olvides los descansos necesarios durante las tareas a la hora de planificar el tiempo. El estudiante necesita descansar, dar rienda suelta a su necesidad de movimiento y descanso a su mente. Estudiar durante mucho tiempo seguido es contraproducente para el niño.

-      Recuerda las pautas para seguir en casa y en el colegio.

-      No olvides el sistema de recompensas. Elogia todo lo que hace bien, cualquier avance, por pequeño que sea.

-      Partiendo de la experiencia del curso anterior, si hay asignaturas que fueron mal, puede ser conveniente insistir en ellas prestándole más atención y si es necesario buscando ayudas o apoyos externos. A la hora de organizarnos hay que tener en cuenta si se ponen estos apoyos externos.

-      Es importante que aprendan a estudiar, por mucho tiempo que dediquen al estudio si no saben cómo hacerlo, sacarán muy poco rendimiento a ese tiempo. En este blog puedes encontrar entradas sobre como estudiar y sobre la memoria que pueden ayudar en este punto.

-      Establecer con el tutor una relación de cordial y de confianza. Acudir a hablar con el regularmente, así conoceremos las trabas y los avances, en qué puntos incidir más o menos.

-      La agenda es esencial. Nos servirá para conocer las tareas y exámenes, además es un puente de comunicación con el profesorado.

-      En algunos casos puede ser útil reunirse con los profesores para que sepan de primera mano cual es el caso particular de nuestro hijo, necesidades específicas, adaptaciones, etc. En estos casos suele ser recomendable que estén presentes los equipos de orientación.

-      Maten también un contacto continuo con los equipos de orientación y los profesores de aulas de n.e.a.e. si es el caso.



Fuentes: 
Solo hijos – solohijos.com,  
Psicología y pedagogía. El blog http://psicopedagogias.blogspot.com.es/
Web Universidad de Cadiz,
Como.com






Constatación de la relación entre genética y TDAH

Información extraída de: Infancia Hoy

Un estudio realizado en la Universidad de Cardiff, constata por primera vez la relación genética con el TDAH.

Esta investigación concluyó que los niños con TDAH tienen más probabilidades que otros niños de tener duplicados o carecer de pequeños segmentos del ADN,  además de una demostrativa imbricación entre estos fragmentos de ADN y otras variantes genéticas que se relacionan con otros trastornos como el autismo . 

Este estudio permite afirmar que el TDAH se produce como consecuencia de diversos cambios genéticos, incluyendo los que son fruto de la relación del niño con el entorno.


Estos hallazgos  vienen a reafirmar la postura de que el TDAH es un trastorno de origen neurobiológico y de fuerte componente genético y que los cerebros de los niños con TDAH son, al fin y al cabo, diferentes.

Este avance en la investigación constituye un paso adelante en el diagnóstico del TDAH, nos da una herramienta de evaluación clínica valiosa y rigurosa.


Puedes conocer  más sobre el estudio en Infancia Hoy, sigue este enlace: http://www.infanciahoy.com/despachos.asp?cod_des=11026&ID_Seccion=168