¿Qué es el TDAH?
El TDAH o Trastorno por
Déficit de Atención con Hiperactividad es un trastorno neurobiológico que se
caracteriza por tres síntomas fundamentales:
Dificultades para
mantener la atención y concentración: El niño no puede mantener la atención
durante un periodo de tiempo continuado. Parece no escuchar cuando se le habla.
Suele perder las cosas. Tiene dificultades para concentrarse en el trabajo
escolar o tareas que requieren atención sostenida.
Impulsividad: Tiende a
convertir inmediatamente en acciones sus deseos, sin reflexionar sobre las
consecuencias de los mismos. Responde bruscamente. Llama constantemente la
atención o interrumpe. Se enfrasca en actividades peligrosas. Tiene
dificultades para esperar su turno.
Hiperactividad: Le cuesta
permanecer sentado, y cuando lo está, mueve piernas, se balancea o cambia de
posturas. Se levante en clase, molesta a los demás y manipula todo lo que está
a su alcance. Cambia a menudo de actividad sin profundizar en ninguna.
Hay que tener en cuenta
que estas dificultades aparecen antes de los 7 años y en más de un contexto
diferente como puede ser el colegio y la casa.
El TDAH es un trastorno
crónico por lo que permanece en la adolescencia, la juventud y la edad adulta.
El TDAH es de origen
neurobiológico pero los síntomas pueden agravarse en condiciones ambientales
adversas. Se ha encontrado que este trastorno tiene un alto componente hereditario.
No supone retraso
intelectual aunque sí pude dificultar que se demuestre la inteligencia real y
supone normalmente problemas a nivel educativo.
No se trata de un
problema educativo pero si que son niños más difíciles de educar.
Consecuencias del TDAH
Las familias con niños
que padecen TDAH sufren un elevado y sostenido nivel de estrés y en
consecuencia desestabilización en el hogar. Los niños con TDAH suelen tener
dificultades en el estudio y sufren muy a menudo rechazo social por sus
problemas conductuales, todo esto deriva en baja autoestima que se traduce en
depresiones, aislamiento social, ansiedad, etc.
Existen muchos trastornos
asociados o comorbidos al TDAH que suelen aparecer con gran probabilidad cuando
se presenta este trastorno. Algunos de ellos son los problemas de conducta, los
problemas de relación social, los problemas de aprendizaje, depresión y
ansiedad…
Importancia del
diagnóstico
Los niños con TDAH suelen
ser etiquetados desde diferentes ámbitos de gandules, malos, maleducados, pero
sufren un trastorno y lo que vemos es la manifestación de los síntomas de ese
trastorno.
Será a partir del
establecimiento de un diagnóstico cuando se podrá comenzar a proporcionar la
ayuda adecuada.
Qué podemos hacer:
El tratamiento adecuado
debe ser multidisciplinar. Hasta hoy se ha demostrado como más efectivo el
tratamiento que combina medicación, asesoramiento y terapia individual-
familiar, reeducación psicopedagógica y programas educativos adecuados.
La información y
formación de padres y familiares, así como de docentes es esencial. LA
formación en estrategias educativas eficaces es una de las bases más
importantes para el buen pronóstico de los niños afectados por TDAH.
Es importante mantener la
perspectiva de incapacidad o discapacidad, para entender al niño y el
trastorno.
Una familia que conoce el
trastorno y lo comprende, buscará soluciones y junto a un maestro eficaz, se
conseguirá una influencia positiva en el desarrollo de niños con TDAH.
Los profesores también se
enfrentan a una labor difícil, pero son los profesionales que más pueden ayudar
a paliar las consecuencias negativas del trastorno, por ello su
sensibilización, información y formación, también son esenciales.
Es importante que se
considere la conducta del niño como lo que es una incapacidad. Mantener contacto
constante con los padres es también primario para coordinar medidas y solicitar
apoyos para el aprendizaje. Además ciertas medidas en el aula son esenciales
para conseguir los mejores resultados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario