El TDAH es el trastorno por déficit de atención con
hiperactividad.
Los que lo padecen tienen dificultades
para permanecer quietos, para atender y concentrarse y para tomar decisiones
medianamente meditadas, son impulsivos.
Cuando vemos un niño con TDAH, observamos
que le cuesta permanecer atento mucho tiempo, no es perseverante en las tareas,
parecen que no escuchan y se olvidan de todo. A veces salta de una tarea a otra
sin terminar ninguna, tienen problemas para mantener el orden en sus tareas y
en sus cuartos, se mueven constantemente en la silla o no paran de levantarse,
moverse de aquí para allá o de hacer ruiditos. Muchos no paran de hablar y esto
está asociado a esa incapacidad de controlar su movimiento. Son impulsivos, y
esto se muestra en que por ejemplo contestan antes de que terminen de
preguntarles o no guardan el turno de palabra, actúan sin pensar bien que deben
hacer.
Cuando oímos hablar de un niño con TDAH
solemos escuchar cosas como no para un rato, se despista por cualquier cosa, no
hace sus tareas, tarda mucho en prepararse, la hora de levantarse es una
guerra….
Hay niños a los que el TDAH les dificulta
socializarse de una manera adecuada, hacer amigos. Y este sí que es un mal
trago para un niño.
Muchos te dicen que parece como si en
TODOS lados estuvieran estuviera enfadados con ellos.
El TDAH provoca sentimientos intensos en
aquellos que lo padecen. Pero también provocan en los demás reacciones adversas
que afectan al niño de modo significativo y negativo.
No hay un solo tipo de TDAH. No todos los
niños que padecen este trastorno son hiperactivos, muchos poseen solo la
característica de déficit de atención. Otros no les cuesta concentrarse pero
predomina en ellos la hiperactividad y no paran quietos. Otros presentan tanto
el déficit de atención como la hiperactividad. También los hay que combinan
todos o algunos de los síntomas con la impulsividad. Así tenemos el TDAH
hiperactivo-impulsivo, el TDAH desatento (déficit de atención) y el TDAH
combinado o mixto.
Los estudiosos del tema creen que el TDAH
es heredado, en muchísimos casos, alguno de los progenitores o familiares
cercanos también padecen este problema. Parece ser que el cerebro de las
personas que lo padecen no trabaja de la misma forma que el de los demás, la
información se procesa de manera diferente. Al parecer parte del secreto de
esta forma diferente de trabajar está en ciertos neurotransmisores, un
neurotransmisor es una sustancia química que transmite la información de una
neurona (célula cerebral) a otra. También se habla de la influencia de factores
externos-ambientales en la aparición del TDAH.
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