Este es un interesante testimonio que no podemos
dejar pasar. La historia de una persona más pero que puede ser la historia de
muchos.
Aunque ya la había leído y
me había llamado la atención, hoy he vuelto a encontrarla en el blog “mis
pacientes con TDAH”, este blog lo recogió de las redes sociales (de Tda Trastorno Déficit Atención, el Domingo, 30 de
enero de 2011 a las 0:37 Publicado por: Maria Jesús Tapia Ortiz en Cómplices
por el Tdah)
Si quieren acercarse a este blog solo tienen que
seguir el siguiente enlace http://pacientestdah.blogspot.com.es/2011/01/yo-naci-con-una-discapacidad-invisible.html
Les dejo con esta “historia de todos”
YO NACÍ CON UNA DISCAPACIDAD INVISIBLE
(Una historia de un adulto con Tda/Tdah)
Imagínense lo que se siente no saber
cómo comunicar tus pensamientos, tus sentimientos o tus ideas. Tener los
conceptos corriendo por toda tu cabeza, pero no la habilidad para comunicarlos,
imagínense que no pueden hablar o escribir en la forma que los demás lo saben
hacer.
Intentar hacer un resumen del libro que
te tardaste más de un mes en leer y que la maestra no le entienda nada, que
todas las ideas están desorganizadas y que está lleno de faltas de ortografía.
Y después de que le dedicaste más de 4 o
5 horas a la tarea se te olvida en la mesa de la cocina.
Imagínense tener que repetir la mayor
parte de los trabajos varias veces por que está sucio, le falta estructura, se
te olvidó la fecha o ponerle título y por supuesto que la maestra lo identificara
por tu mala letra, o porque era el único que no traía nombre
Mi vida escolar fue muy desagradable: No
entendía bien lo que leía, las matemáticas me parecían cuentos de
extraterrestres, la maestra de 5° año me pedía que escribiera el número 2543 y
yo lo escribía en notación desarrollada.
Odiaba los quebrados, no le encontraba
ningún chiste a pasármela cortando pasteles imaginarios en trozos iguales, si
lo importante era comérselo ¡y ya!
Nunca pude quedarme sentada, sin moverme
ni siquiera un ratito. Mis maestras me decían que si tenía chinches en las
pompas o qué qué me pasaba, que ya estaba grandecita para saberme sentar bien y
respetar el trabajo de los demás.
Molestaba a los demás con mis ruidos, no
los dejaba concentrarse o prestar atención, y como yo nunca había experimentado
lo que era eso de concentrarse o prestar atención me preguntaba ¿a quién se la
presto?, ¿sería un material escolar que seguramente ya había perdido y que ni
cuenta me había dado?
No entendía lo que nos decían los
maestros, casi siempre llevaba a la escuela una tarea que no tenía nada que ver
con la que mis compañeros hacían.
En las clases soñaba, me fluían mil
ideas. Sí estábamos tratando el tema de los ríos entonces mentalmente me
ubicaba en alguna historia que me había pasado con anterioridad y de repente
cuando regresaba de mi recuerdo ya estaban mis compañeros realizando un
ejercicio de matemáticas. Siempre me pregunté ¿Cómo a qué horas cambiaron de
actividad?, y ¿Por qué no me avisaron?
Por supuesto que me la pasaba castigada,
haciendo páginas y páginas. Repitiendo sin cesar las tablas de multiplicar,
para que al día siguiente... se me olvidaran.
Si, si me distraía hasta con el vuelo de
una mosca.
Era muy difícil que me creyeran tantos
olvidos, me decían: ¿Qué te pasa?, ¡No eres tonta para lo que quieres!, ¡Sí su
quisieras tú podrías lograrlo todo, tu podrías ser la primera de tu clase!, ¡Lo
que pasa es que eres una floja, no le echas ganas...Apúrate!
Todavía hoy cuando oigo esas palabras me
retumban los oídos. ¡Por supuesto que SÍ quería sacarme buenas calificaciones!,
¡Por supuesto que prefería pasar de año a reprobar!, Me gustaba jugar y no
pasármela castigada, pero ¿Realmente sería YO una tonta?, me lo cuestionaba
muchas veces, bueno....... y hasta me lo llegué a creer durante muchos, muchos
años.
Ahora se preguntarán, ¿Y para qué era
buena?
Hacía las mejores travesuras, me
encantaba patinar, andar en la bici, treparme a las bardas, construir
avalanchas, organizar fiestas, contar chistes y disfrazarme.
Siempre fui la más audaz entre mis
compañeros y mis vecinos. Me atrevía a todo, a robarme y a copiar en los
exámenes, a retar a los maestros, a participar en los arrancones de coches,
todo esto y más, propició que tuviera muchos amigos y amigas, me consideraban
"rara", pero les caía bien.
Como me corrieron de 13 colegios por
latosa, eso me permitió conocer a muchas personas, me ayudó a ser una persona
sociable, dinámica y que contaba con un sinfín de experiencias.
Me facilitó a entender y a no tenerle
miedo a los cambios. Volé lejísimos con mi imaginación, era muy creativa y por
lo tanto no me aburrí nunca.
Siempre he dormido muy poco, eso me
ocasionó muchos problemas con mis padres, pero era el único momento donde yo podía
hacer lo que me gustaba: Dibujar, bailar, cantar enfrente del espejo, sentirme
artista y soñar con que llegaba una hada y mágicamente acababa con mis
problemas escolares. Recuerdo que en esas noches, yo sola en mi cuarto no me
sentía juzgada, criticada y sobre todo nadie me decía que estaba perdiendo el
tiempo.
Pero... ¿Qué es perder el tiempo?
¿Hacer lo que yo sabía hacer?
¿Hacer actividades que no eran
"calificables"?,
¿Eso es perder el tiempo?
Siempre sentí que no le daba gusto a mis
maestros ni a mis papás, ellos esperaban más de mí, pero yo no sabía cómo hacer
las cosas para que me salieran como ellos querían.
Poco a poco me di cuenta que YO
necesitaba hacer más cosas que los demás: Organizarme, llevar una agenda,
aprender a leerla, proponerme oír una clase aunque fueran sólo 10 minutos.
Aprendí a conocerme y a saber que mis períodos
de atención eran mejor por la noche. Aprendí que EL NO ENTENDER NO SIGNIFICA
SER TONTA, Aprendí que QUERER NO SIGNIFICA PODER, sino que no podía por qué no
sabía cómo y que en muchas ocasiones lo que me faltaba era sólo entender las
instrucciones.
Ahora que soy adulta, todavía me pasan
mil cosas, pero he aprendido también a reírme de ellas, ¡No pasa nada!, lo
vuelvo a intentar, y si no sale pues pido ayuda.
Me sigue costando mucho trabajo
organizarme, escuchar una instrucción completa, cacharme a mi misma cuando
estoy distraída, sigo siendo intolerante e impaciente.
Si, aprendemos de manera distinta,
miramos al mundo con otra lupa, pero somos muy inteligentes, muy creativos,
perspicaces y sobre todo tenemos una gran capacidad de aprendizaje.
El Trastorno por Déficit de Atención es
una INCAPACIDAD INVISIBLE para los demás pero dolorosamente demasiado visible
para quienes lo vivimos.
Yo los invito a ver más adentro de cada
persona, a entender que querer NO es poder y así dar lo mejor de nosotros para
ayudar a ser y hacer mejores personas.
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